Te desvistes, te metes a la ducha y la prendes, esperando recibir un chorro de agua caliente y eventualmente uno más frío para tomar un baño limpio y acogedor. Coges el Shampoo, notas que no está muy pesado y haciendo caso omiso, te pones a pensar…no recuerdas la última vez que fuiste a comprar uno al súper.
“¿Será que se me acabó el shampoo?”